Los 10 mandamientos: qué son, significado e historia

¿Cuáles son los 10 mandamientos?

Los 10 Mandamientos son un conjunto de leyes o principios éticos y religiosos que guían la conducta de judíos y cristianos. Los 10 Mandamientos, también conocidos como Decálogo, se encuentran en el Libro del Éxodo (Capítulo 20) y el Libro de Deuteronomio (Capítulo 5), ambos del Antiguo Testamento.

Para los creyentes, los principios del Decálogo son mandamientos de la ley de Dios. En la tradición cristiana en particular, se expresan y numeran de manera diferente que en el judaísmo, aunque son esencialmente los mismos. También se pueden resumir en una cosa: Amarás a Dios sobre todas las cosas ya tu prójimo como a ti mismo (ver Mateo 22:37-39; Juan 13:34). A continuación, veamos qué son los Diez Mandamientos, su significado y su historia.

1. Amarás a Dios sobre todas las cosas

El primer mandamiento es poner toda la fe, confianza y amor en un solo Dios, y aceptar la autoridad y dirección de Dios sobre la vida de uno. Dios debe ser el principio y el fin de la existencia. Esto incluye no adorar o rendir culto a ningún ídolo, ya sea material o simbólico.

La redacción de la frase «amar a Dios sobre todas las cosas» reúne dos mandamientos implícitos, uno del libro de Éxodo y el otro de Deuteronomio. A saber:

  • «Fuera de mí no habrá otros dioses para ti». Éxodo 20:2
  • «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y ​​con todas tus fuerzas». Deuteronomio 5:5.

El mandamiento anterior de Deuteronomio 5:5 fue considerado por Jesús como el más importante de la tradición judía según los Evangelios. Por eso el cristianismo lo exalta (cf. Mt 22, 34-39).

2. No abusarás del nombre de Dios

Está prohibido para el creyente usar el nombre de Dios sin justificación. Esto incluye jurar innecesariamente en su nombre, jurar, maldecir, mentir, atacar o aprovecharse de otros. El problema es que cuando un creyente abusa del nombre de Dios, sus malas acciones pueden desacreditar la reputación de Dios y causar que otros lo nieguen.

3. Santificarán las fiestas

La santificación de las fiestas consiste en respetar los días santos, descansar y observar los ritos que expresan la relación del creyente con Dios.

La importancia de santificar las fiestas radica en mantener viva la presencia de Dios y cultivar la propia espiritualidad, porque «no sólo de pan vive el hombre». Esto evita que el creyente absolutice el trabajo y caiga en el activismo vacío.

Asimismo, permite al creyente dedicar tiempo a nutrir su relación con Dios y sus seres queridos en beneficio de su crecimiento espiritual.

4. Honrarás a padre y madre

Honrar al padre ya la madre significa respetar, amar y mostrar gratitud por el cuidado que han mostrado a sus hijos. Implica que los hijos se conviertan en buenas personas para que los padres sean bendecidos y la familia tenga una buena reputación.

Este principio se aplica también a otros lazos familiares, así como a las relaciones respetuosas con los maestros y otras figuras de autoridad que generosamente comparten sus enseñanzas.

5. No matarás

La vida es considerada un don sagrado de Dios, y en este sentido sólo Dios tiene derecho a tomarla. Este mandamiento es un principio cívico fundamental del judaísmo y del cristianismo. El asesinato y la violencia están condenados por la ley. No hay excepciones. Matar viola el principio sagrado de la vida.

6. No cometerás actos inmundos

Se consideran actos impuros el adulterio, la infidelidad, el rapto, la violación y otros actos de lujuria que pongan en peligro la integridad moral o física de las personas.

El objeto de esta ley es promover el ejercicio de una sexualidad digna mediante el control de los impulsos carnales, el respeto mutuo y la santificación del matrimonio. De esta forma se promueve la fidelidad conyugal, el autocontrol y la salud sexual.

7. No robarás

El mandamiento de no robar es parte de los aspectos cívicos de los Diez Mandamientos. Incluye muchas formas directas o indirectas de causar daño material y moral a otros. Por ejemplo:

  • tomar algo de otro sin el consentimiento del otro;
  • tarifa más que justa;
  • cambiar pesos y medidas en las tiendas para cobrar más a los clientes;
  • vender bienes dañados o inutilizables;
  • Prestar dinero con intereses y planes de pago opresivos (usura);
  • retirar dinero del erario público;
  • extorsionar a los ciudadanos mediante el cobro de comisiones ilegales;
  • ser cómplice de sustraer bienes ajenos o beneficiarse de lo sustraído;
  • no paga al trabajador su salario o prestaciones legales, o le paga menos de lo que gana;
  • abandono del deber en el trabajo;
  • deliberadamente no pagar lo prestado.

8. No harás declaraciones falsas ni mentirás

El octavo mandamiento prohíbe mentir, especialmente cuando se trata de difamar a los demás. La mentira tiene el poder de destruir moral y materialmente a las personas, y sus consecuencias pueden ser irreparables. Por ejemplo, la difamación puede hacer que una persona pierda su trabajo y su vida familiar para siempre. Por lo tanto, la reputación de las personas debe considerarse sagrada. Su…